El ir hacia abajo o hacia arriba pareciera simple cuestión mental en vez de orientación y de impulso, sobre todo cuando se va a ciegas en lo oscuro, con falta de destino previo sobre la estación final del trayecto. Ese dilema de naturaleza física y emocional alcanzaría una imagen aproximada a la de seres vagando por el infinito, una vez liberados de la atracción de la fuerza terrestre de la gravedad. El fenómeno sin embargo resultaría enloquecedor, para dejar encandilado a cualquiera, en particular a quienes salieron de abajo, casi de la nada, "con una mano adelante y otra atrás", pero de repente, llenos de complejos, rencores y rabia, tomaron un rumbo sin paradero, enceguecedor, en el que todo se ve borroso y muy diferente a lo de antes, a fuerza de fajos de billetes como anteojos.
De terror parecido es el paso desde esa inmensa luz de gigantescos reflectores, a otra ruta de tormentas y huracanes, la cual desajusta enmarañadas redes de “GPS” de avanzada tecnología inclusive. Los encandilados pagan con dolores intensos los eternos mareos que se escapan de control, aun después del efecto de botellas de escocés, o de altas dosis de alucinógenos alternativos. En los breves momentos de lucidez aparece en sus mentes una repetida tira de texto, que les acusa de ladrones, criminales, con el anuncio de castigos inevitables por venir. La cuestión se vuelve pesadilla interminable, de la que cuesta salir a flote, o escaparse por un algún lado, pues a cada intento la sepultura aumenta de profundidad con el peso de cadáveres de los denunciantes de sus delitos, mas toneladas en automóviles y joyas, mansiones, edificios, sumados al dinero atesorado en paraísos fiscales y mediante cómplices-testaferros.
El destino que les aguarda a unos u otros corresponderá igualmente a sujetos bajo un largo auto secuestro delincuencial, en el que nadie se molestará en pagar rescates, o de avisar a las autoridades en busca de su liberación, a falta de motivos claros para propiciar la redención de los "encandilados" que fueron implacables con sus víctimas en calabozos, ajusticiamientos, torturas y persecuciones, cuando conspiraban para someter al pueblo, con base a la supresión de sus derechos.
La presente entrega marca el episodio final de la serie "Alcancía y Vitrola", a fin de buscar con calma algo distinto que ofrecerles en 2022. Abrazo navideño para los lectores, familiares y amigos, sumado a un agregado de alcancía con las bendiciones del "Divino Niño" de Petare, en sus 400 años de presencia en la comunidad al este de Caracas. En la vitrola, "Solito con las Estrellas" del maestro Juán Vicente Torrealba, y el deseo de que pueda brindar tranquilidad y paz a todos, en los tiempos de reflexión que sugiere el termino de otro ciclo anual.
Full podcast en: https://www.youtube.com/user/fernandezjosue
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