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No repitamos los errores de abril   2002

                                                                                                                                                                   



El 11 de abril 2002, una bellísima jornada cívica terminó en la lamentable masacre propiciada por el oficialismo, que condujo a que militares institucionalistas le solicitaran la renuncia al presidente Hugo Chávez. Por falta de acuerdos entre los opositores y de estos con quienes estaban al frente de las instituciones del Estado, otro grupo de militares lo regresó a Miraflores.   El 22 de octubre 2023, una excelente jornada cívica permitió la elección de María Corina Machado como candidata y líder de la oposición democrática. Ahora, en este abril 2024, debemos evitar otros errores que vuelvan a frustrar nuestra ansia de democracia.


La situación política del 2001 estaba caldeada por los intentos del gobierno de inmiscuirse indebidamente en el sistema educativo de niños y adolescentes, intentar intervenir la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y por la promulgación de 48 Decretos Leyes, varios de ellos violadores de la Constitución.  Estos abusos obligaron a protestar a la Asamblea de Educación, a la CTV y a Fedecámaras. Los hechos se aceleraron cuando un grupo de 44  ejecutivos de PDVSA y filiales publicamos, en febrero del 2002, un manifiesto titulado ¡Salvaguardemos a PDVSA!, como advertencia ante el intento del gobierno de politizar a la principal  empresa del Estado.


La marcha del 11 de abril 2002 fue convocada por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y por Fedecámaras en apoyo a los petroleros. La presencia masiva hizo inevitable que decidiéramos ir a Miraflores a solicitar la renuncia del presidente. Este reprimió con sus grupos violentos y con algunos guardias nacionales. Hubo 18 personas asesinadas. Este hecho indujo a los militares a solicitarle la renuncia al presidente, la cual aceptó.


Con el apoyo de un grupo de generales, almirantes y de civiles,  Pedro Carmona se juramentó como presidente provisional, comprometiéndose a realizar elecciones   antes de un año. No tuvo apoyo político, ni de un grupo de oficiales con mando de tropa,  por lo que fue desconocido y, ante la falta de gobernabilidad, los militares repusieron a Chávez. Tanto Carmona, como el grupo que lo apoyó, cometieron el error de no llegar a un acuerdo con Chávez, con los partidos políticos y con la CTV. También pecaron los partidos, por no entender que era preferible esa transición a que Chávez regresara a Miraflores.


En el 2003, cuando Chávez se sintió débil aceptó  un acuerdo favorable a la democracia, con   testigos y garantes internacionales, que desconoció cuando se percibió fuerte.  Lamentablemente,  la comunidad internacional,  los partidos políticos y la sociedad civil no se pusieron de acuerdo para reclamar el incumplimiento.


Ahora, estamos ante una crisis mucho más grave. La prueba más evidente es la salida de Venezuela de unos ocho millones de compatriotas. Consciente de su rechazo, el régimen no solo apela al tradicional fraude electoral continuado, sino que, ante la popularidad de María Corina, decidió vetar su participación en la elección presidencial e incluso la de Corina Yoris, propuesta por María Corina. Afortunadamente, ahora contamos con un liderazgo fuerte y legitimado y estos vetos han sido condenados por los principales gobiernos democráticos, que están presionando para que haya elecciones libres.


María Corina asumió la posición correcta de insistir, hasta el 18 de julio, que es la legítima candidata de la oposición o en su defecto Corina Yoris, por lo que hay que presionar en Venezuela y exigir a los gobiernos democráticos que insistan en que Maduro retire el veto al menos a una de ellas.


Con respecto a los candidatos aceptados  por  Maduro,  hay que establecer diferencias. Hay un grupo identificado con el régimen, ellos son:   Luis E. Martínez, Juan Carlos Alvarado,  Luis Ratti, Antonio Ecarri, Daniel Ceballos, Javier Bertucci, José Brito y Claudio Fermín. A Benjamín Rausseo es difícil ubicarlo y es inexplicable la decisión de    Enrique Márquez de postularse, pero ambos deberían retirarse ya que entorpecen el proceso y no tienen ninguna posibilidad de un respaldo significativo.


Edmundo González Urrutia es totalmente confiable. Manuel Rosales tiene aceptación en unos y rechazo en otros. No lo descalifiquemos. No es el candidato de Maduro, pero sí es el que prefiere como contrincante.  Cualquiera de los dos solo tiene opción si lo avala María Corina. La diferencia es que María Corina requiere el apoyo de Rosales, por lo que requieren llegar  a un acuerdo.  Los integrantes de la Plataforma Unitaria y María Corina deberían actuar al unísono.


En varias ocasiones, una de ellas con el periodista Enrique Patriau, María Corina ha  hecho llamados a Maduro a negociar para permitir una transición hacia la democracia. O sea que el veto a María Corina no es tanto por temor a persecuciones, sino porque no quiere perder.


Maduro debería entender que su situación es diferente a la de Chávez. Este tenía legitimidad de origen y respaldo internacional, ya que fue depuesto por solicitud de los militares, aunque estos intervinieron justificadamente por las violaciones a la Constitución. Maduro usurpa el poder e internacionalmente está señalado de violador de los derechos humanos. Ojalá se percate de la diferencia y acepte medirse con María Corina. Desde luego que perdería, pero a la larga es lo que le conviene a él y al PSUV.


Como (había)en botica: Acertadamente, Humberto García Larralde le dice  a Delcy Rodríguez que su proyecto de ley para reprimir a la disidencia,  posteriormente aprobada,  debería llamarse  Ley a favor del fascismo, neofascismo y expresiones similares. Injustificable el asalto de militares a la embajada de México en Ecuador. Quienes marchamos el 11 de abril 2002 no olvidamos que los efectivos de la Policía Metropolitana nos protegieron de  los agresores oficialistas.  Ninguno de los 18 asesinados lo fueron con balas disparados por los policías. Todavía permanecen presos Héctor Rovaín, Erasmo Bolívar  y Luis Molina. La jueza Marjorie Calderón y la fiscal Haifa El Aissami cometieron un crimen. Lamentamos el fallecimiento de     Alfonso Rainier Díaz, compañero de Gente del Petróleo y de Unapetrol. ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!


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