CAMBALACHE- por Luís Fernando Nunes
- OJO CON ESO
- Jun 23
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“Perú parece un país teflón, pues su economía resiste los conflictos políticos”, sostiene el analista Luis Fernando Nunes, al comentar lo más reciente de la coyuntura política.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidorIgnorante, sabio o chorro, pretencioso o estafadorTodo es igual, nada es mejor¡Lo mismo un burro que un gran profesor!No hay aplazaos, qué va a haber, ni escalafónLos inmorales nos han igualao
Si uno vive en la imposturaY otro afana en su ambiciónDa lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastosCaradura o polizón
“Cambalache” es el título de un famoso tango que compuso el argentino Enrique Santos Discépolo en 1934. La canción denuncia diversas problemáticas que se vivían en Argentina durante la llamada Década Infame, que en realidad se extendió por más de diez años (1930-1943).
A raíz de la primera sentencia a Cristina Kirchner (tiene nueve más), la llamada “Grieta” argentina (división social y política), se ha desatado en una escalada de odios y enfrentamientos que aún no sabemos donde irá a parar. En realidad, es lo mismo que está sucediendo con la guerra entre Israel y sus múltiples enemigos, en Ucrania y la invasión rusa, en los desatinos de Trump, en el desgobierno en el que se ha convertido la violenta Colombia, en las contradicciones entre un país que tiene al mejor restaurant del mundo y a un Papa por adopción, pero a su vez a una presidenta que miente reiteradamente y a un Poder Judicial en completa metástasis. La implacable letra del tango tiene más vigencia que nunca y de aplicabilidad global. Como lo hemos mencionado en artículos anteriores, se han cruzado todas las líneas rojas y se han quemado todas las naves.
¿Qué mensaje le damos a las nuevas generaciones si vivimos entre la ignorancia, el fanatismo y el desprecio por las leyes y las instituciones? “A mis amigos todo, a mis enemigos nada”, parece ser el slogan de moda.
Perú parece un país teflón, pues su economía resiste los conflictos políticos y los terremotos, hay 69 zonas críticas solo en Lima y Callao que se pueden caer como un castillo de naipes ante un sismo superior a 7.5 y nadie se ocupa de ello, hace dos semanas dicen que los motorizados deben obligatoriamente usar un chaleco naranja y luego suspenden la medida, ahora que todos los taxis deben ser amarillos y así vamos con medidas sin un objetivo común y una visión de futuro, que para nada contribuyen a hacerle más fácil la vida a los que acá vivimos.
A pocas semanas de nuestras Fiestas Patrias, lamentablemente no hay un rumbo fijo, sino que nuestras autoridades se atropellan entre ellas para sobrevivir en un “sálvese quien pueda”. Hace rato los violinistas del Titanic peruano vienen tocando su última melodía y nosotros seguimos mirando hacia el otro lado. Algunos estudios de opinión nos señalan como un país quebrado moral y emocionalmente.
A pocos meses de dos procesos electorales fundamentales para nuestro futuro, la letra de ese tango amargado nos recuerda que somos protagonistas de nuestro futuro y nos compromete a no seguir procrastinando nuestros derechos y deberes como ciudadanos y personas de bien
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