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Emigrantes solidarios con otros emigrantes


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Joseba Achotegui, el psiquiatra español que describió  el síndrome de Ulises, señaló que emigrar es una de las decisiones más difíciles que a veces debe tomar el ser humano, ya que debe decidir entre permanecer en condiciones insostenibles o enfrentarse a lo desconocido.  Emigrar es  una decisión  más difícil que la que tomó Ulises, acorde con la narración  por Homero, ya que sabía que iba a la guerra de Troya, y tardó diez años en volver a los brazos de Penélope en su Ithaca natal, tanto por castigo de los dioses, como por aventurero. El que emigra sabe a dónde va, pero no conoce lo que le espera y duda de que regrese al lugar de partida. 


Cuando  trasladamos una planta de un lugar a otro, esta sufre el llamado shock del trasplante. Para que se adapte a su nuevo ambiente hay que darle cuidados especiales para que no muera. Como no tiene que preocuparse por los parientes que dejó, ni añorar lo que dejó, esa emigración es generalmente sin traumas. Por el contrario, los humanos deben buscar el diario sustento, a veces aprender otro idioma y, desde luego, superar las saudades, o sea la nostalgia, las añoranzas.  Hoy en día hay varias ONG que apoyan la adaptación  del emigrante suministrando alimentación y cobijo por un tiempo razonable y ubicándole empleo. Sin embargo, pocas prestan apoyo a las necesidades del espíritu. 


En uno de los excelentes foros que realiza semanalmente en Estados Unidos la alianza entre Venamérica y la Venezuelan America  Petroleum Association  (VAPA),  Edda Caputto disertó sobre las actividades  del  Centro de Atención Integral a la Diáspora (CAIDI). Este Centro que ella dirige junto con un grupo de compatriotas  fue   creado desde Venamérica. Su objetivo es prestar apoyo  a los integrantes de la diáspora venezolana que requieren que  sus problemas y necesidades sean escuchados para ayudarlos a enfrentar y adaptarse exitosamente a un medio diferente al de su país de origen. Esta actividad se realiza a través de conversaciones por intermedio de internet.   


El CAIDI inició actividades en el 2022, cuenta con cuatro personas para su operación, 69  coaches ontológicos certificados internacionalmente quienes brindan su apoyo a nuestros hermanos venezolanos desde 14 países. También cuenta con seis facilitadores Todos son voluntarios. Han atendido 322 solicitudes de 15 países y apoyado  a 239 emigrantes. El coaching ontológico toma en cuenta  las característica de cada quien, lo que realiza, las metas que se propone, los obstáculos  y cómo nos relacionamos.  Los temas, entre otros,  son adaptación e integración, emociones y bienestar, desarrollo personal y profesional, relaciones interpersonales, y  comunicaciones y decisiones para lograr las metas para mejorar sus vidas.  


Entre los logros expresados por los participantes,  cabe citar que se han fortalecido emocionalmente, que perciben mayor claridad y dirección en sus vidas, que  se les facilitó la adaptación e integración a su nuevo medio, y que se sienten más empoderados y con mayor autonomía. Como toda organización bien gerenciada, se les solicita a los participantes que evalúen el servicio recibido. Entre sus proyectos están ofrecer nuevos servicios como adiestrar en la elaboración de los curricula y comportamiento en las entrevistas para  solicitar empleo, superar creencias limitantes, así como  ampliar el número de personas atendidas. 

En nuestra diáspora  hay unos pocos compatriotas  que no se solidarizan con los recién llegados por los caminos verdes. Afortunadamente, otros grupos, entre ellos Edda Caputto y su equipo,  apoyan a los más vulnerables. Edda      tiene una maestría en relaciones industriales en la UCAB y Master coach egresada de la Escuela de Coaching Ontológico Rafael  Echeverría -ENCORE. Su último cargo  en PDVSA-Intevep  fue encargada de la gerencia de Recursos Humanos, de donde fue despedida ilegalmente en 2003 por el presidente Hugo Chávez y el ministro Alí Rodríguez Araque  por defender los principios y valores de la democracia y de la meritocracia. 


Ojalá empresas, organizaciones y personas apoyen a los emigrantes por medio del CAIDI. Emigrar es muy duro, para unos más, para otros menos, pero todos sienten la letra del cantautor Juanito Valderrama por allá en la década de los años 50: cuando salí de mi tierra volví la cara llorando  porque lo que más quería, atrás me lo iba dejando.    

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados.!  



 
 
 

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